José
Antonio Barragán Dorantes
A B O G A D O
A B O G A D O
TRABAJADOR SOCIAL
CARTA ABIERTA A LOS POLÍTICOS DE NUESTRO
PUEBLO
Lebrija (Sevilla),
a 29 de Junio de 2019
Me
sorprende y me entristece que políticos católicos de mi pueblo, a los que me
unen lazos de amistad, defiendan en estos días, la colocación de banderas en
espacios públicos, que representan una clara apología de conductas contrarias a
la moral católica, al Magisterio Pontificio y a lo que expresamente dice el
Catecismo de la Iglesia Universal. Como catequista debo recordar y recuerdo,
que dicho Catecismo en su nº 2357 dice lo siguiente:
“Apoyándose en la Sagrada Escritura, que los
presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los
actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley
natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera
complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún
caso.”
No cabe
recurrir al pretexto de que se hace para conseguir la igualdad de derechos de
todos, porque en España, desde 1978 todos los hombres y mujeres son iguales
ante la ley y gozan de los mismos derechos y deberes, incluido el derecho a
contraer matrimonio válido.
Para
los católicos, el matrimonio verdadero es la unión entre un hombre y una mujer,
como siempre ha sido en todas las civilizaciones, desde el Derecho Romano hasta
nuestros días. Equiparar jurídicamente otras realidades antropológicas
distintas a la naturaleza única del matrimonio es sólo un vano intento de
adulterar, transformar y desnaturalizar una realidad natural que nunca podrá
ser alterada por ninguna norma de Derecho Positivo y un intento de confundir a
quien pueda ser confundido. Cada realidad humana debe ser identificada y
denominada con su propio nombre, pero no con el nombre de otra realidad humana distinta.
Sin duda, detrás de todo ello, subyace el intento de imponer una determinada ideología a toda la sociedad: el pensamiento único de la ideología de género, que el mismo Papa Francisco ha descrito como "un error de la mente humana que provoca mucha confusión, una colonización ideológica, con la que la familia está siendo atacada". (Nápoles, 15.03.2015). Francisco dio un ejemplo personal acontecido en 1995, cuando una secretaria de educación de una región pobre de Argentina fue informada de que podría obtener un préstamo para construir escuelas con la condición de que en ellas se utilizaran libros que enseñaban a los niños "ideología de género". Eso es "colonización ideológica" dijo. "Se coloniza a las personas con una idea que busca cambiar una mentalidad o una estructura. Esa colonización ideológica, añadió, "no es nueva, los dictadores el siglo pasado hicieron lo mismo. Vinieron con su propia doctrina". Y en cuanto al adoctrinamiento de los niños con la ideología de género, el Papa lo ha definido como una maldad (Georgia 02.10.2016).
Al igual que ha hecho en el pasado con ideologías como el nazismo o el comunismo, la Iglesia ahora denuncia los males que asolan la sociedad y precisamente la ideología de género es el nuevo totalitarismo de este siglo. El Cardenal Antonio Cañizares, en el prólogo del libro "La Ideología de Género, Reflexiones Críticas" alerta que "Nos encontramos, desde hace ya décadas, ante el intento de una nueva y gran revolución cultural. Una de las más insidiosas y destructoras que pueden pensarse:la que se trata de promover con la ideología de género. Esta revolución cuenta con muchos medios e instrumentos puestos al servicio de los que la promueven y con alianzas de poderes muy influyentes".
Benedicto XVI describió la ideología de género como la oposición “a la idea de que las
personas tienen una naturaleza, dada por su identidad corporal, que sirve como
un elemento que define al ser humano”. En vez de reconocer que
Dios creó a las personas como hombres y mujeres, la ideología de género
afirma que ‘hombre’ y ‘mujer’ son construcciones sociales y que se puede
decidir lo que se quiere ser. En su encíclica Caritas in Veritate,
Benedicto XVI denuncia que nos hemos
apartado de los pilares básicos de nuestra cultura, y en concreto, de la
concepción cristiana de persona; que hemos caído en el materialismo práctico,
el relativismo mental y la desconfianza en la razón, todo lo cual ha hecho
posible que la ideología de género en el espacio de cuarenta años haya
destruido una cultura milenaria.
Como la Iglesia no puede renunciar a su esencia, los Obispos no tienen miedo a llamar a las cosas por su nombre. Uno de los mayores adversarios de la ideología de género es precisamente uno de los colaboradores más cercanos del Papa Francisco, el cardenal Robert Sarah. El prelado africano dijo que detrás de todo esto está "Satanás" y que "la ideología de género permite al hombre elegir su sexualidad y su manera de casarse. Y esto destruye la familia, la antropología cristiana y el proyecto de Dios".
Otros obispos también se han referido a esta cuestión. Por ejemplo, el Obispo de Bilbao, Mario Iceta, quien afirmó que la ideología de género quiere imponerse como pensamiento único atacando brutalmente a quien se opone a sus dictados. O el de Córdoba, Demetrio Fernández, que dijo que "destruye la familia". El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha manifestado que "la ideología de género se va metiendo poco a poco y no le damos importancia y, sin embargo, nos va cambiando, por eso tenemos que estar atentos a esta dictadura del relativismo". Y el de San Sebastián, Juan Ignacio Munilla, recordaba que esta nueva ideología es una "metástasis del marxismo".
En este sentido, el documento publicado este año 2019 por la Santa Sede, titulado "Varón y Mujer los creó" califica esta ideología como "radicalismo ideológico" que busca imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. Esa ideología busca una sociedad sin diferencias de sexo, sin la que tampoco existe la familia..
Como católico me siento llamado a
denunciar públicamente este intento de imposición y colonización ideológica, en
la que colaboran como cómplices necesarios la gran mayoría de fuerzas políticas
de nuestro arco parlamentario, y al mismo tiempo me siento llamado a colaborar
y apoyar con todos los medios a mi alcance, a la única fuerza parlamentaria,
que a fecha de hoy, es capaz de oponerse firmemente y sin complejos a los
postulados marxistas que la ideología de género pretende imponernos a todos, es
decir, apoyar al partido político VOX. Ceder a los intentos de colonización
ideológica y adoctrinamiento que una minoría muy poderosa, como es el lobby del
colectivo LGTBI, intenta hacer a toda la sociedad, no es tolerancia, sino que
es cobardía para defender las verdades inalienables dictadas por el Derecho
Natural, el sentido común y la razón humana, y todo ello por un calculado
interés electoral de lo políticamente correcto.
Los edificios y espacios públicos
que entre todos los vecinos mantenemos y financiamos deben ser espacios de
encuentro y no de división. No pueden ser utilizados para promover ideologías
partidistas con fines electorales, ni para promover intereses de minorías o de
mayorías concretas. Sino que por el contrario, deben ser espacios de cuyas
paredes solamente cuelguen símbolos que nos representen a todos reconocidos
jurídicamente como tales, como son la bandera de nuestro país, la de nuestra
comunidad autónoma y la bandera de nuestro pueblo.
José Antonio
Barragán Dorantes