SECRETARIADO
ESTATAL DE AMNISTÍA INTERNACIONAL ESPAÑA
Comité
Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía Internacional
Fernando VI, 8, 1º izda.
28004 Madrid (España)
28004 Madrid (España)
Telf.:
902 119 133 / 91 310 12 77
info@es.amnesty.org
Lebrija (Sevilla), a 20 de Diciembre de 2014
"El hecho
de que tras la fecundación
comienza una
nueva vida humana,
no es materia
opinable, es una evidencia científica."
Jerome Lejeune,
Descubridor de las
causas del síndrome de Down
Estimados
Sres. miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional: María Paz Salido, Alfonso López, Charo Corbacho, Elisa Puente,
Helmut Kalthoff, Graciela Amo y Alfonso Sánchez:
Recientemente,
he leído un artículo publicado en la página web de Amnistía Internacional
España, titulado “Despenalizar el aborto es un imperativo de
igualdad”, publicado el 27 de septiembre de
2013, en el que vuestra organización, la Sección Española de Amnistía
Internacional, defiende la legalización del aborto en los Estados de América
Latina, dando para ellos argumentos sorprendentes que no me dejan indiferente y
que considero requieren una reflexión y una respuesta nítida y serena para
dejarles claros algunos conceptos que considero tienen muy equivocados y que
por lo tanto deben ser aclarados.
Después
de leer con estupor y perplejidad su estremecedor artículo, como padre de
familia, como abogado, como trabajador social, como persona que defiende el
principal derecho humano que tienen todas las personas concebidas, que es el
derecho a la vida, y sobre todo como persona con un mínimo de sensibilidad y de
sentido común, no puedo dejar de contestarle a vuestro lamentable escrito, que
sin duda pone los vellos de punta a cualquiera que tenga un mínimo de corazón y
de sensibilidad humana hacia los más débiles y excluidos de nuestra sociedad.
En el
mencionado artículo llegan ustedes a decir que legalizar el crimen del aborto
es “un compromiso con la vida” e incluso se atreven a afirmar que es
un “imperativo de derechos humanos”.
¿Pero desde cuando matar
criaturas inocentes e indefensas en el vientre de sus madres puede ser un
compromiso con la vida? ¿Qué vida? ¿La que se le quita al niño? ¿La vida de la
madre que es condenada a sufrir las secuelas del síndrome post aborto durante
años? Supongo que se referirán a la vida de los comerciantes de la muerte, la
vida de los empresarios de los centros abortistas a quienes no les importan
tener sus manos manchadas de sangre inocente por un puñado de euros, para que
sus vidas sigan estando llenas de dinero obtenido con sus crímenes. O quizás se
refieran ustedes a la vida de los políticos que no les importan tener sus
conciencias manchadas de sangre inocente por un puñado de votos. Y cuando
hablan de que es un imperativo de derechos humanos ya es el colmo de los
colmos. Es la máxima expresión del mundo al revés…
Analicemos
vuestro artículo con detenimiento. Entre otras cosas dicen ustedes lo
siguiente:
“Despenalizar el aborto
en la región es un compromiso con la vida. Los propios Estados de América
Latina y el Caribe han reconocido recientemente que la penalización del aborto provoca
el incremento de la mortalidad y morbilidad maternas y no disminuye el número
de abortos. Esto es así porque amenazar con
penas de prisión a mujeres, jóvenes y adolescentes que deciden interrumpir su
embarazo no las disuade, pero si las empuja a practicarse abortos clandestinos, que en la mayoría de los casos son
inseguros y por ende ponen su vida y su salud en riesgo.”
Sres. de
la Sección Española de Amnistía Internacional, el auténtico compromiso con la
vida, consiste en luchar por mejorar las condiciones de vida de todos los seres
humanos que se encuentran excluidos en nuestra sociedad y por garantizar que
ningún ser humano va a ser víctima de ningún tipo de violencia ni dentro ni
fuera del vientre materno. La vida humana, desde el momento de la concepción,
es el bien jurídico más valioso y más importante que tenemos todos los seres
humanos, y por lo tanto debe de ser protegido por las leyes, y por los Estados.
Defender leyes que atenten contra la vida de cualquier ser humano dentro o
fuera del vientre materno es un auténtico compromiso con la cultura de la
muerte, no con la vida. Vosotros, al pedir la legalización del crimen del
aborto en los Estados de Latinoamérica, estáis defendiendo un compromiso con la
muerte de seres humanos inocentes e indefensos que no tienen voz ni voto, pero
que tienen vida. Al mismo tiempo, cuando ustedes defienden legalizar el aborto
en la región, se convierten en defensores y abogados de los comerciantes de la
muerte, de los empresarios de los centros abortistas, que mueven cada año
millones y millones de euros, a cambio de la sangre inocente derramada en los
abortorios y del sufrimiento de tener un hijo muerto al que son condenadas
tantas mujeres que se convierten en víctimas de este terrible y suculento
negocio de los mercaderes de la muerte.
Hablan ustedes
de abortos clandestinos, que en la mayoría de los casos son inseguros y por
ende ponen su vida y su salud en riesgo. ¿Y la vida y la salud del hijo que
llevan dentro? ¿Esa no les importa a ustedes para nada? ¿Por qué? ¿A caso
piensan ustedes como la ex ministra Doña Bibiana Aído, que el nasciturus, el
hijo que lleva dentro la mujer embarazada, no es un ser humano? Y si piensan
que no es un ser humano, ¿entonces qué es? ¿Es un animal, o es una planta?. Y
si no es un animal, ni es una planta, ni es un ser humano, entonces ¿Qué es, un
extraterrestre?.
Ustedes
saben tan bien como yo y como todo el mundo, que el nasciturus, es un ser
humano, pero por motivos que no alcanzo a comprender, olvidan que su vida debe
ser protegida desde el primer momento de la concepción igual que la de la
madre, por lo que no cabe atentar contra su integridad bajo ninguna excusa. El
hecho de que se produzcan abortos clandestinos, debe ser abordado mediante
otras líneas de actuación: formación, educación, concienciación, etc., pero
nunca legalizando la muerte de un inocente. Nunca.
En
vuestro artículo, también dicen ustedes lo siguiente:
“Despenalizar el aborto es un imperativo
de igualdad”
Interesante
argumento. Lástima que lo formulen ustedes justamente al revés. Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, al hablar de igualdad tengo que recordarles algunos preceptos de
Derecho Internacional que hablan de la igualdad y del derecho a la vida de
TODOS los seres humanos.
La Convención Internacional Sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad de la ONU, aprobada en Nueva York el
13 de diciembre de 2006, que entró en vigor en nuestro ordenamiento el 3 de
mayo de 2008, (BOE nº 96 de 21 de abril de 2008), señala en su art. 7 lo
siguiente: “Los Estados Partes tomarán
todas las medidas necesarias para asegurar que todos los niños y las
niñas con discapacidad gocen plenamente de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños y
niñas”. Y en su art. 10, al hablar del derecho a la vida, dice: “Los Estados Partes reafirman el derecho
inherente a la vida de todos los seres humanos y adoptarán todas las medidas
necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con
discapacidad en igualdad de condiciones con las demás”.
Por su parte, la Declaración de los derechos del retrasado
mental, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
Resolución 2856 (XXVI) de 20 de diciembre de 1971, establece en su art. 1 que: “El retrasado mental debe gozar, hasta el
máximo grado de viabilidad, de los mismos derechos que los demás seres
humanos”.
Por su parte, la Declaración de los derechos de los impedidos,
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 3447 (XXX), de 9 de diciembre de
1975, recoge en su art. 3 que: “El
impedido tiene esencialmente derecho a que se respete su dignidad humana. El
impedido, cualesquiera sean el origen, la naturaleza o la gravedad de sus
trastornos y deficiencias, tiene los mismos derechos fundamentales que sus
conciudadanos de la misma edad, lo que supone, en primer lugar, el derecho a
disfrutar de una vida decorosa, lo más normal y plena que sea posible. Y en
su art. 4, dice: “El impedido tiene los
mismos derechos civiles y políticos que los demás seres humanos; el párrafo 7
de la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental se aplica a toda posible
limitación o supresión de esos derechos para los impedidos mentales”.
Asimismo, la Convención sobre los derechos del niño, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en su Resolución 44/25 del 20 de noviembre de 1989, y entrada
en vigor el 2 de septiembre de 1990, (BOE nº 313 de 31 de diciembre de
1990) en su preámbulo se refiere expresamente al nasciturus y dice: “El niño, por su falta de madurez física y
mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección
legal, tanto antes como después del nacimiento”. Y en su art. 6
establece que: “Los
Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”.
Asimismo, les recomiendo que se
lean, entre otros, los artículos 14 y 15
de nuestra Constitución española de 1978:
Art
14: Los españoles son iguales
ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.
Art. 15: Todos tienen
derecho a la vida y a la integridad física y moral…
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, lo que es un imperativo de igualdad es proteger la vida desde el
momento de la concepción de TODOS los seres humanos, y cuando digo TODOS,
quiero decir TODOS: los que están dentro del vientre materno, los que están
fuera, los concebidos sanos, los concebidos con alguna enfermedad o
discapacidad, etc., etc. porque TODOS los seres humanos somos iguales en
dignidad y derechos.
Por lo
tanto es un imperativo de igualdad rechazar de plano cualquier supuesto legal
de aborto eugenésico que permita eliminar seres humanos en el vientre de la
madre por el motivo de que no hayan sido concebidos sanos. Es un imperativo de
igualdad no discriminar a los seres humanos por la salud que tengan en el
momento de haber sido concebidos o en su posterior evolución. Si aceptamos el
supuesto legal de aborto eugenésico, el diagnóstico
prenatal generalizado eliminará
grupos enteros de personas como las afectadas por el síndrome de Down,
las que presentan cuadros de enfermedad mental por vínculos genéticos, como
trastorno bipolar, o los sordos.
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, los niños con síndrome de Down, y
todos los niños discapacitados, tienen el mismo derecho a nacer y a vivir que
todos los demás, y eso sí que es un imperativo de igualdad. Tengan ustedes la
seguridad que no hay mayor discapacidad que la que tienen todos los defensores
de la legalidad del aborto por motivos eugenésicos, que es la de no ver ni
entender que todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos. No
es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y
acciones de los demás; en este caso los pensamientos que ustedes exponen en su
lamentable artículo.
Los
niños con síndrome de Down, y todos los niños discapacitados, tienen el mismo
derecho a nacer que todos los demás, aunque tristemente existan personas a las
que les gustaría que se pudieran matar impunemente en el vientre de sus madres,
antes de llegar a nacer.
En
vuestro artículo también se dice lo siguiente:
“En definitiva, despenalizar el aborto
en la región es un imperativo de derechos humanos. Los estándares
internacionales de derechos humanos son claros en que los Estados tienen la
obligación de proteger los derechos a la vida, a la integridad física, a la
autonomía y a la igualdad de mujeres, jóvenes y adolescentes”.
Si los
argumentos anteriores eran sorprendentes, este ya es desde luego de
esquizofrenia total. Vamos a ver. ¿Cómo va a ser un imperativo de derechos
humanos legalizar que se pueda matar seres humanos inocentes en el vientre
materno? Y a continuación dicen ustedes que los Estados tienen la obligación de
proteger el derecho a la vida. Entonces en ¿Qué quedamos? ¿Hay que proteger la
vida o hay que legalizar el crimen de criaturas inocentes en el vientre
materno?
Señores miembros
del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional no hay mayor disparate posible que afirmar que legalizar el
crimen de seres humanos inocentes e indefensos en el vientre materno, para que
se pueda realizar con total impunidad es un imperativo de derechos humanos. Lo
que es un imperativo de derechos humanos es garantizar y proteger el
cumplimiento efectivo de todos los derechos humanos para todos los seres
humanos. Parece mentira que haya que recordarles a una organización como la
vuestra lo que dice la Declaración Universal de los Derechos humanos aprobada
por la Asamblea General de Naciones en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París
que estable en su artículo uno que “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros.” Y en su artículo 3 proclama que
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
persona.” Le repito que dice “Todos” y “Todo” no dice los que estén fuera
del vientre de la madre, o los que hayan sido concebido sanos, sino que dice
“Todos” y “todo”. ¿Entienden ustedes lo que significa la palabra “Todos”?
Asimismo les recuerdo que el
artículo siete de esta Declaración Universal dice que “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a
igual protección de la ley.” Les pregunto, si legalizamos el aborto en los
Estados de Latinoamérica como ustedes defienden, o en cualquier otro Estado,
¿Tendrían igual protección de la ley los niños que se encuentran en sus
primeros nueve meses de gestación que los demás seres humanos?
Como
bien dicen ustedes, “los Estados tienen la obligación de proteger
los derechos a la vida, a la integridad física” claro que sí, y esto es
aplicable tanto para el ser humano que está en su fase de gestación como para
la madre gestante, la cual debe ser protegida por el Estado con leyes que
protejan su maternidad, creando para ello los recursos sociales, económicos,
fiscales, educativos, labores, y de toda índole que sean necesarios. La mujer
gestante, que es la segunda víctima de cada aborto, debe ser protegida por el
Estado para evitar que los mercaderes de la muerte hagan negocio con su persona
y con el hijo que lleva dentro y para evitar que sea condenada a sufrir las
consecuencias y secuelas del síndrome post-aborto que duran gran parte de su
vida.
En
definitiva, Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección
Española de Amnistía Internacional, ¡no existe
el derecho humano al aborto porque no existe el derecho humano a matar!,
¡existe el derecho humano a vivir!, también para los niños con síndrome de
Down, y para los niños con espina bífida y para todos los niños con retraso
mental, y en definitiva para todos los niños discapacitados del mundo entero,
dentro y fuera del vientre de sus madres. Para mayor documentación, les sugiero
que se lean mi libro “Cincuenta Razones
para derogar la Ley del Aborto en España”.
A continuación afirman ustedes en su artículo:
“Para
cumplir esta obligación, los
Estados deben proveer de todas las herramientas necesarias para que mujeres,
jóvenes y adolescentes puedan evitar embarazos no deseados. Las mujeres
tienen el derecho a decidir si quieren ser madres o no y cuando quieren serlo.”
Señores miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección
Española de Amnistía Internacional, confunden ustedes “evitar embarazos no deseados” con
“matar el hijo que ya ha sido concebido”.
Igualmente confunde ustedes el “derecho
a decidir si quiere ser madre o no” con el “derecho de la madre a matar el
hijo que lleva dentro”, que por cierto no existe.
Una
madre puede evitar un embarazo de múltiples formas antes que este se produzca,
pero una vez producido este, estamos ante una nueva vida que debe ser protegida
por las leyes y por el Estado. Una vez producido el embarazo, la madre gestante
ya es madre, que podrá tener un hijo vivo o un hijo muerto. Por lo tanto el
ejercicio del derecho a decidir si se quiere ser madre o no debe ser ejercido
antes de convertirse en madre gestante, es decir antes del embarazo, nunca
después.
Asimismo
se afirma en su artículo:
“…No
hay consenso acerca del inicio de la vida humana, los Estados deben permitir
diferentes y a veces contradictorias opiniones al respecto dentro de su
jurisdicción; aclarando que las concepciones morales o religiosas que
consideran que un ovulo fecundado es vida humana “no pueden justificar que se
otorgue prevalencia legal a esta idea, porque ello implicaría imponer un tipo
de creencia específica a otras personas que no las comparten.”
A este
respecto me gustaría recordarles unas palabras del descubridor de las causas
del síndrome de Down, Don Jerome Lejeune, que afirmó: “El hecho de que tras la
fecundación comienza una nueva vida humana, no es materia opinable, es una
evidencia científica”.
No sé qué extraños conocimientos
científicos tienen ustedes, para contradecir a la comunidad científica y negar la existencia
de vida humana en un ser humano vivo que tiene ADN propio distinto del de su
madre.
Les
recuerdo, que el 18 de marzo de 2009 fue presentada en Madrid, “La Declaración de Madrid”, que es un
documento firmado por un grupo de más de 2.000 científicos, profesores e
intelectuales de distintas ramas de la Biomedicina, las Humanidades y las Ciencias Sociales, encabezado por los catedráticos Nicolás Jouve, Luis Franco Vera y César Nombela.
La
premisa básica que defiende el manifiesto es que la vida empieza en el momento
de la concepción, y que cualquier
iniciativa legislativa que afecte al régimen jurídico del aborto debe asumir
dicha premisa. El manifiesto también afirma que el aborto equivale a una
“interrupción de una vida humana”, que supone “una tragedia para la sociedad”.
En abril de 2009, el Colegio
Oficial de Médicos de Sevilla reunida su Junta Directiva en sesión plenaria y
de forma unánime, acordó adherirse al Manifiesto de
Madrid, promovido por intelectuales y científicos opuestos a los planes
gubernamentales en torno al aborto. Lo hizo bajo la afirmación de que "Existe
sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la
fecundación".
En
junio de 2009, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid apoyó el
manifiesto de Madrid bajo las bases de que “La vida comienza con la
fecundación del óvulo, momento en el que se crea un ser vivo individual con su
mapa genético determinado y con una esperanza de vida en el mundo desarrollado
de 80 años”, afirmó en la nota de prensa Miguel García Alarilla,
vicepresidente del colegio. En ese sentido, concluye el texto, "no hay
ninguna discontinuidad, no hay ningún momento en que podamos decir que había
algo prehumano y luego un ser humano".
En
septiembre de 2009, la Comisión Nacional de Bioética española reconoció que el nasciturus
es un ser humano.
Por lo
tanto, el hecho de que la vida humana comienza con la fecundación del óvulo, momento en el que se crea un ser vivo
individual con su mapa genético determinado, como expresó en su día el Colegio
de médicos de Madrid, no es una concepción moral o religiosa,
como afirman ustedes, sino que por el contrario es una evidencia científica que
no es opinable y que está fuera de toda discusión.
Por último afirman ustedes:
“No
existe justificación en el derecho internacional de los derechos humanos para
amenazar con cárcel a quien interrumpa un embarazo no deseado, ni para obligar
a una mujer o niña a seguir adelante con dicho embarazo.”
Pero
vamos a ver, ¿Cómo que no existe justificación en el Derecho Internacional para
proteger jurídicamente la vida del nasciturus? ¿Pero no habían dicho ustedes
antes en los párrafos anteriores que los “Los estándares internacionales de
derechos humanos son claros en que los Estados tienen la obligación de proteger
los derechos a la vida, a la integridad física…” Entonces ¿en qué
quedamos?. Perdónenme que les diga que
son ustedes una pura e infinita contradicción. No recuerdo nunca haber leído un
texto con más contradicciones que vuestro artículo, sinceramente.
Esta justificación en el Derecho
Internacional os la he descrito antes y vosotros mismos reconocéis que existe
en vuestro escrito. En este párrafo vuelven ustedes a confundir algunos
conceptos. Confunden ustedes interrumpir con finalizar. Cuando se mata al hijo
que se lleva dentro no se interrumpe un embarazo, si no que se finaliza. Se
interrumpe aquello que se puede volver a continuar en otro momento. Pero al
abortar, la vida del niño que se mata, desgraciadamente ya no se puede volver a
reanudar ni recuperar nunca más.
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, como me gusta conocer bien los destinatarios de mis cartas, me
he tomado la molestia de leerme íntegramente los Estatutos de vuestra
organización así como el Plan Estratégico para el periodo abril 2010 - abril
2016 de Amnistía Internacional España, en el que se marcan los objetivos
prioritarios para estos seis años, de vuestra organización. Analicemos
brevemente ambos documentos.
En cuanto a sus Estatutos podemos
leer en el artículo 3, capítulo segundo de los mismos, dedicado al objeto de la
asociación, lo siguiente:
Primero: “La visión de la Sección Española de Amnistía
Internacional es la de un mundo en el que todas las personas disfrutan de todos
los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de Derechos
Humanos y en otras normas internacionales de derechos humanos. Animada por esta
visión, la misión de la Sección Española de Amnistía Internacional consiste en realizar
labores de investigación y acción centradas en impedir y poner fin a los abusos
graves contra todos estos derechos.”
Yo me pregunto, ¿Cómo pueden tener ustedes esto escrito en
sus Estatutos y al mismo tiempo hacer apología del crimen de criaturas
inocentes e indefensas en el vientre de sus madres? Para que todas las personas
puedan disfrutar de todos los derechos humanos proclamados en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, lo primero que hay que hacer es dejarlas nacer
porque de lo contrario, difícilmente podrán disfrutar de dichos derechos,
sobretodo porque el principal derecho humano es el derecho humano a la vida,
recogido en el artículo 3 de la mencionada Declaración como ya les he indicado
antes.
Asimismo dicen ustedes que la misión de su asociación
consiste en realizar labores centradas en impedir y poner fin a los abusos
graves contra los derechos humanos. Y yo les pregunto, ¿Hay acaso algún abuso
más grave contra el derecho humano a la vida y a la integridad física de todos
los seres humanos que permitir su ejecución con total impunidad cuando se
encuentran en sus primeros nueves meses de gestación, completamente indefensos?
¿Creen ustedes que escribir artículos en su página web pidiendo que los Estados
no protejan jurídicamente con sus leyes la vida de los seres humanos cuando
están en el vientre materno, para que puedan ser eliminados y tirados a un cubo
de basura, es una acción centrada en impedir y poner fin a los abusos graves
contra los derechos humanos? Permítanme que les diga que eso es justamente todo
lo contrario.
Al publicar vuestra asociación ese artículo en vuestra
página web se comportan ustedes como si un cuerpo de bomberos pidiera que se
pudiesen quemar los bosques con total impunidad, y que el Estado despenalizara
el hecho de quemar intencionadamente la flora y la fauna protegida.
Cuando quienes dicen ser los defensores de los derechos
humanos, hacen apología precisamente de todo lo contrario, de que se deje de
proteger jurídicamente el principal derecho humano, que es el derecho a la
vida, para todos los seres humanos en sus primeros meses de gestación, cuando
ocurre eso, es que algo está podrido en nuestra sociedad y en las conciencias
de aquellos que deberían dar ejemplo con sus palabras y con sus actos. Es un
escándalo muy grave que no debe dejar indiferente a nadie que tenga un mínimo
de sensibilidad humana y de sentido común.
En el segundo apartado del artículo 3 de sus Estatutos
podemos leer lo siguiente:
“La Sección Española de Amnistía
Internacional forma una comunidad global de defensores de los derechos humanos,
y éstos son sus principios: solidaridad internacional, actuación eficaz a favor
de víctimas concretas, cobertura universal, universalidad e indivisibilidad de
los derechos humanos, imparcialidad e independencia, y democracia y respeto
mutuo.”
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, si son ustedes una comunidad global de defensores de los
derechos humanos como afirman en sus Estatutos, ¿Por qué no empiezan ustedes
por defender el principal derecho humano, que es el derecho humano a la vida y
a la integridad física de los seres humanos más indefensos e inocentes que son
aquellos que aún están en el vientre materno, que no tienen voz ni voto pero
que tienen vida?
No alcanzo a entender como una
asociación como la vuestra, puede decir una cosa en sus Estatutos y luego hacer
y defender justamente todo lo contrario. ¿Qué oscuros intereses ideológicos,
políticos o económicos pueden existir para que una organización mantenga una
total contradicción entre los principios que dice defender y los postulados que
luego defiende a través de sus artículos?.
Dicen ustedes
que son sus principios solidaridad internacional y actuación eficaz a favor de
las víctimas concretas... pero siento decirles que eso se queda en papel
mojado, cuando llega la hora de defender a las víctimas inocentes que son ejecutadas
en los centros abortistas de todo el mundo. Al defender ustedes la legalización
del crimen del aborto, demuestran ustedes su solidaridad y su actuación eficaz
no a favor de las miles y miles de víctimas inocentes e indefensas cuya sangre
es derramada cada día en los abortorios de todo el mundo, sino que por el
contrario ponen ustedes de manifiesto su solidaridad con el lobby abortista
internacional, el lobby de la muerte, que ha puesto sus miras en los países
iberoamericanos, los cuales, salvo Cuba, siguen protegiendo el
derecho a la vida en sus Constituciones y contemplan el aborto como un delito. Ponen
ustedes de manifiesto su solidaridad y su actuación eficaz a favor de los
intereses de la multinacional del aborto International Planned Parenthood
Federation (IPPF) y de la industria del aborto de cada nación, como la ACAI en
España, (Asociación de Centros Acreditados para la Interrupción del Embarazo)
que mueven cientos de millones de euros cada año, haciéndoles ustedes el
trabajo sucio, a pie de calle, al grito de “No
somos maquinitas de reproducción, somos mujeres con derecho y decisión”
y “Saquen sus rosarios de nuestros
ovarios”.
En el
apartado tercero del artículo 3 de sus Estatutos también podemos leer:
“La Sección Española de Amnistía
Internacional insta a todos los gobiernos a que respeten el Estado de derecho y
ratifiquen y apliquen las normas de derechos humanos”.
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, déjenme que les diga, que tienen ustedes una forma muy peculiar
de pedir a los Estados que ratifiquen y apliquen las normas de derechos
humanos. ¿De verdad piensan ustedes que pedir a los Estados de Latinoamérica
que no protejan jurídicamente a los seres humanos en sus nueve meses de
gestación para que puedan ser ejecutados impunemente en el vientre de sus
madres, violándose de esta manera el principal derecho humano que es el derecho
a la vida que tienen todos los seres humanos, es una forma de pedir que se
apliquen las normas de derechos humanos en dichos Estados?
Yo diría, como cualquier persona
objetiva que tenga un poquito de sentido común, que eso es pedir justamente lo
contrario de lo que ustedes dicen pedir en sus Estatutos. Eso, es pedir que se
pueda matar con impunidad a los más débiles, inocentes e indefensos de nuestra
sociedad, para que los mercaderes de la muerte y del negocio del aborto puedan
seguir facturando millones de euros cada año, y cada vez más... suculento
negocio sin duda alguna.
Y por último analicemos
brevemente el Plan Estratégico de vuestra asociación para el periodo abril 2010
/ abril 2016, en el que dicen ustedes haberse marcado vuestros objetivos
prioritarios para estos seis años. Entre esos objetivos se encuentran los
siguientes:
“Trabajar por el fortalecimiento
de la justicia nacional e internacional, y por el derecho a la verdad, la
justicia y la reparación de las víctimas, como las que han sufrido detención
arbitraria, juicios injustos, desapariciones forzadas, ejecuciones
extrajudiciales o violencia de género.”
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, es absolutamente contradictorio
trabajar por el fortalecimiento de la justicia nacional e internacional
y al mismo tiempo pedir a los Estados la legalización de la eliminación de los
seres humanos más pequeños y más débiles e indefensos como son los nasciturus.
Hacer una cosa y la contraria a la vez es imposible.
Otro de sus objetivos dicen ustedes
que es el siguiente:
“Trabajar por la abolición total
de la pena de muerte en todo el mundo, y para que se cumpla la prohibición
absoluta de todas las formas de tortura y de otros tipos de maltrato”.
Si piden ustedes la abolición
total de la pena de muerte, ¿Cómo pueden pedir al mismo tiempo a los Estados que
se pueda condenar a muerte a seres humanos inocentes en el vientre de sus madres
sin que el Estado ni las leyes puedan hacer nada por impedirlo? ¿Me lo pueden
explicar por favor, porque yo cada vez entiendo menos a vuestra organización,
que casi sería mejor que en lugar de llamarse Amnistía Internacional, pasara a
llamarse “Contradicción Internacional”, porque sinceramente, nunca había visto
ni leído a ninguna organización enunciar tantos principios y postulados
grandilocuentes, en sus Estatutos y Planes estratégicos, para a luego pedir y
defender vía artículos publicados en su página web justamente todo lo
contrario.
Señores
miembros del Comité Ejecutivo Federal de la Sección Española de Amnistía
Internacional, les pido que sean ustedes mínimamente coherentes, y consecuentes
con los principios y valores que dicen defender.
Defender la vida de todos los
seres humanos, especialmente de los más indefensos y débiles como son los que
están en fase embrionaria, es ser verdaderamente progresistas.
Por el contrario, defender la
legalización de su aniquilación con absoluta impunidad es ser retrógrado y
sitúa a quienes lo defienden a la altura de la era de la caverna, donde no
existían derechos humanos, sino sólo la ley del más fuerte.
Cada año, cientos de miles de
criaturas son ejecutadas en los abortorios de todo el mundo, en España, más de
300 cada día. El llanto y el grito desgarrado de dolor de estos santos
inocentes se elevan hasta el cielo clamando justicia, mientras que muchos siguen
mirando para otra parte, con los oídos sordos y los ojos cerrados, y siendo de
forma consciente o inconsciente servidores del lobby abortista internacional,
el lobby de la muerte, formado por empresarios sin escrúpulos que facturan
millones de euros cada año, y a los que nos les importan tener sus manos
manchadas de sangre inocente, por un puñado de euros, a cambio de segar cientos
de miles de vidas humanas y de condenar a otras tantas mujeres a sufrir el
síndrome post aborto durante gran parte de sus vidas.
Les invito a reflexionar serenamente
sobre las consideraciones que les formulo en esta carta y al mismo tiempo les
invito a que sean ustedes valientes, cambien de actitud y sean consecuentes con
sus Estatutos y con su propio Plan Estratégico y comiencen cuanto antes de una
vez por todas a defender el principal derecho humano que es el derecho a la
vida, con una voluntad clara, decidida y firme al respecto. Sean ustedes
verdaderamente progresistas y defiendan la protección jurídica del más débil e
indefenso, que es el concebido aún no nacido y defiendan también la protección
de las miles de mujeres que cada año son condenadas en todo el mundo a sufrir
las terribles consecuencias del síndrome post-aborto. Les invito a defender y a
pedir a todos los Estados que se elaboren leyes de protección integral de la
maternidad, que integren y canalicen todos los recursos económicos, sociales,
institucionales, laborales, educativos, fiscales y de toda índole, necesarios
para que ninguna mujer se plantee abortar por falta de ayuda y recursos, como
ya se ha hecho parcialmente en algunos lugares del mundo.
Si así lo hacen, tengan ustedes la
certeza y la seguridad que vuestra asociación, Amnistía Internacional España,
ganará en credibilidad y coherencia, y podrán llegar a convertirse en auténtico
paradigma y referente en la defensa de los derechos humanos en nuestro país y
en todo el mundo, y nunca se arrepentirán de defender lo que dicta la razón
humana y el sentido común.
Con mis mejores deseos para todos
ustedes y para todos los voluntarios de Amnistía Internacional España, reciban
mi más cordial y afectuoso saludo.
Atentamente,
José Antonio
Barragán Dorantes
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