SR. DON ALEX O´DOGHERTY
E-mail: alex@alexodogherty.com
@AlexODogherty
Lebrija (Sevilla), a 5 de Febrero de 2014
“El aborto es
el acto más diabólico que puede cometer el hombre”
Agnes Gonxha Bojaxhiu (Madre Teresa
de Calcuta)
Premio Nobel de la Paz
en 1979 y Bharat Ratna en 1980
Estimado actor de San Fernando Sr. Don Alex O´Dogherty:
A través de diversos medios de comunicación, como la cadena de TV la
Sexta, he conocido la letra de una canción que usted interpreta y en la que
habla como si fuera la voz de un feto. En dicha canción hace usted apología de
la legalización del abominable crimen del aborto, que cada día cuesta la vida
en nuestro país de más de 300 seres humanos inocentes e indefensos, a los que
se les priva de su derecho natural a nacer y a vivir y que al mismo tiempo
supone que cada año, miles de mujeres en España, sean condenadas a tener a su
hijo muerto y a sufrir las terribles secuencias del síndrome post aborto,
durante gran parte de sus vidas.
Analicemos brevemente, Sr. O´Dogherty la letra
de su patética canción. En la primera frase de la canción, ya dice usted la
primera falsedad: “Yo soy un feto, pero repito solo un boceto”. Sr. O´Dogherty, de
boceto nada de nada. El nasciturus es un ser humano con su ADN propio, con su
corazón con latidos propios, con toda la carga genética necesaria para crecer y
desarrollarse y con una esperanza de vida en los países desarrollados entre 70
y 80 años, eso siempre, claro está, que no se cruce en su camino un mercenario
a sueldo de un centro abortista y ponga fin a su existencia por un puñado de
euros. La canción continúa con las siguientes expresiones: “que no sé ni el alfabeto, pero
prometo no salir, con la que me espera por ahí”.
Sr. O´Dogherty,
el hecho de que un ser humano no conozca el alfabeto no es motivo para poder
acabar con su vida. Por esa regla de tres, también se podrían eliminar a muchos
adultos, incluso de profesión actores, que demuestran ser auténticos
analfabetos en cuanto a derechos fundamentales de los seres humanos se refiere.
A
continuación dice la canción: “Pregunto ya que te importa tanto mi vida,
¿me garantizas si tengo una salida?, si por si acaso, ¿tú me harás caso y darás
trabajo a mi mamá?, yo sé que esto no es ningún juego, pero para que quieres
que salga ya, si es que luego te doy igual”
¿Realmente
piensa usted, que sólo tienen derecho a nacer aquellas personas que tienen
garantizada una salida laboral, profesional, etc.? Siente uno auténtica
vergüenza ajena escuchando los monumentales disparates que Usted dice Sr. O´Dogherty.
¿Quién podría garantizar a un niño en el vientre de su madre que dentro de 16
años (edad mínima para trabajar en España) tendrá trabajo seguro y además
indefinido? Salvo que sea usted Raphel, difícilmente creo que pueda usted ni
nadie garantizar a otro ser humano que dentro de 16 años estará desempeñando
algún trabajo con una buena remuneración.
En
cuanto a darle trabajo a las madres gestantes, si usted conociera algo de cómo
trabajan cada día, los cientos de voluntarios en las asociaciones próvida
repartidas por toda España, sabría que muchos de ellos se dejan la piel por
encontrar empleo estable a las mujeres que atraviesan dificultades económicas
para sacar su embarazo adelante, además de ayudarles con toda clase de ayudas
materiales de primera necesidad, para atender a las necesidades del niño y su
familia. Le sugiero, por ejemplo, que vaya a la asociación pro vida de Mairena
del Alcor y hable con Manolo Fernández, su presidente, seguro que él le podrá
dar algunas nociones básicas, después de 30 años de experiencia ayudando a
madres con dificultades, de cómo se puede ayudar a una madre a sacar su
embarazo adelante.
Y con
respecto a “pero para qué quieres que salga ya, si es que luego te doy igual”, debo
de decirle que a quien realmente le da igual es a usted y a todos los que
piensan como usted, a los que os da exactamente igual que un niño concebido y
aún en el vientre materno, nazca vivo o muerto, os da exactamente igual, que se
les pueda dejar crecer y nacer de forma natural, o que por el contrario se les
pueda matar con absoluta impunidad y sacar con una pinzas a trozos, en un
quirófano esterilizado de algún centro abortista, para luego echarlo en las
bolsas negras de un cubo de basura.
Luego
dice la canción: “Yo me pregunto si esta gente que está en contra del aborto, si
realmente yo le importo, si lucharan de la misma manera cuando yo este fuera,
si le importara un mojón que yo tenga educación, o si no tendré dinero y tendré
que irme al extranjero, si cuando vuelva a la ciudad ya no tendré Seguridad
Social”
Sr. O´dogherty,
para que cualquier ser humano pueda disfrutar de los derechos sociales y
económicos como la educación, el trabajo o la seguridad social, lo primero que
hay que hacer es dejarlo nacer y no acabar con su proceso natural de desarrollo
y crecimiento en el seno materno. Difícilmente, un niño podrá llegar a tener
algún día un trabajo digno, una buena educación y una eficaz protección de la
Seguridad Social, si acabamos con su vida antes de que pueda llegar a nacer. Si
a usted y a la gente que piensa como usted, realmente les importan los niños
concebidos y aún no nacidos, y si realmente
les importa a ustedes que esos niños puedan llegar a tener una educación de
calidad, un trabajo digno, y una protección de la Seguridad Social, no aboguen
por su eliminación al más puro estilo del Rey Herodes. Sean ustedes realmente
progresistas y defiendan al más débil e inocente de la sociedad del siglo XXI,
y defiendan ustedes el principal derecho humano que tienen todos los seres
humanos, dentro y fuera del vientre materno, que es el derecho natural a nacer
y a vivir, como recogen infinidad de Tratados de Derecho Internacional, así como
nuestra Constitución española en su artículo 15 y la mismísima jurisprudencia
del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Y luego
afirma: “Suele pasar que estas personas, las que juegan con mi suerte, están a
favor de la pena de muerte y eso me hace pensar, que contrariedad, que
insatisfacción, que dificultad, vaya contradicción”
Es
evidente, que quien juega con la suerte de los niños indefensos en el seno
materno son aquellos que pretenden que el Estado y las leyes no protejan su
vida, y que esta quede a merced de la voluntad de la madre gestante, a quienes
pretenden dar una licencia para acabar con la vida del hijo que lleva dentro,
sin importarles para nada las terribles secuelas psicológicas del síndrome post
aborto que esa decisión conlleva y del que por cierto nunca hablan los
defensores del crimen del aborto como usted. Es precisamente usted y los que
piensan como usted, los que estáis a favor de la pena de muerte, que ya fue
abolida en nuestro país incluso para reos culpables en tiempos de guerra. Sin
embargo, ustedes defienden que se pueda condenar a morir con impunidad a un ser
humano inocente e indefenso que no es culpable absolutamente de nada, y que se
pueda hacer en tiempos de paz. Qué vergüenza que alguien que ha trabajado en
una profesión tan bonita como la de payaso para hacer reír a los niños, y
hacerles la vida más agradable, años más tarde, se convierta en un defensor de
la pena de muerte para niños inocentes. Qué triste...
Sigue
la canción diciendo: “Parece que ahí fuera os preocupáis mucho de nosotros mientras estamos
dentro de la barriga y eso me intriga, ¿Qué pasará después, cuando no tenga que
comer?, me lo darás tú o me harás tururú, yo creo que sí, tú me harás tururú”
Nadie
puede garantizarle a nadie, que nunca pasará dificultades económicas o incluso
hambre a lo largo de sus próximos 70 u 80 años de vida, salvo como le he dicho
antes sea un gran adivino o pitonisa. Pero lo que sí podemos afirmar con datos
objetivos, es que mientras en España el número de personas que mueren a causa
del aborto provocado en los 188 centros abortistas acreditados en nuestro país,
es de más de 100.000 al año, (308 muertes cada día en el año 2012), el número
de personas que mueren a causa del hambre en España es cero. Por lo tanto,
defender que se puedan matar a los niños en el vientre materno en España, ante
la posibilidad que en el futuro no tendrán que comer es sencillamente ridículo
y absurdo.
También
afirma: “¿Qué pasa si salgo mutante como el hombre elefante?, ¿me llevarás por
delante o solo buscas votantes?, no sé, yo solo pregunto, solo soy un presunto,
no me hagas caso, igual estoy paranoide, puede que un poco esquizoide, pero ¿tu
le pones nombre a todos tus espermatozoides?”
Y
usted, ¿le pone nombre a sus neuronas?, porque con las reflexiones que usted
hace pone de manifiesto la gran escasez de las mismas que debe de tener, por lo
que las podrías llamar nominativamente a cada una de ellas con suma facilidad.
Se
refiere usted, al principio de este párrafo, a los niños concebidos con alguna
malformación o discapacidad, intentando justificar el supuesto del aborto
eugenésico, en virtud del cual, los niños que no cumplen un determinado
estándar de calidad pueden ser eliminados por no haber sido concebidos sanos.
En este sentido, déjeme que le diga, que hay que ser un auténtico mutante, y
tener dureza de corazón para pensar como usted piensa. Es realmente terrible,
que en pleno Siglo XXI, donde las ideas nazis muchos consideran ya superadas,
haya personas que como usted, consideren que a un niño con retraso mental hay
que eliminarlo antes de llegar a nacer porque es un mutante como el hombre
elefante. Sr. O´Dogherty, un niño con síndrome Down, o un niño con espina
bífida no es un mutante ni un hombre elefante. Los verdaderos mutantes y
hombres elefantes son la gente como usted, que defienden la pureza de la raza y
que para ello defiendan que haya que eliminar a todos los seres humanos que
vengan con alguna discapacidad, o malformación. Es realmente terrible, triste y
penoso Sr. O´Dogherty, que gente como usted, pida que se exija unos estándares
de calidad a los seres humanos para tener garantizado su derecho natural a
nacer y a vivir.
Resulta
francamente terrible y estremecedor, y pone los vellos de punta, que una persona
que ha trabajado haciendo reír a los niños como payaso, defienda que se pueda
acabar impunemente con la vida de una persona concebida con alguna
malformación, porque sería un mutante como el hombre elefante.
Es
realmente terrible, que gente como usted, defienda la política eugenésica que
informa la actual ley del aborto vigente en España, que parte de la base de que
hay personas indignas de nacer, y por tanto también indignas de vivir, por el mero hecho de
sufrir una discapacidad física o mental. Estamos ante un calco de las tesis
eugenésicas defendidas en 1920 por Alfred Hoche y Karl Binding en “Die Freigabe
der Vernichtung lebensunwerten Lebens” (La libertad para
destruir la vida indigna de vivir), un panfleto que sirvió de inspiración para la llamada política de
higiene racial desarrollada por el Tercer Reich. Eso sí, la copia
actualizada nos la queréis vender, como la panacea del progresismo y de la
civilización. Su defensa de la total legalización del aborto por motivos
eugenésicos, para que sólo tengan derecho a nacer los niños concebidos sanos,
me obliga a realizarle a usted varias aclaraciones y consideraciones.
En
primer lugar, debe usted saber, que la ley del aborto de 2010 que usted
defiende, ha motivado que hasta Naciones Unidas nos llame la atención y
recomiende al Estado español su modificación. En concreto ha sido el Comité
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas,
encargado de velar por el cumplimiento por los Estados Partes, de la Convención Internacional Sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. Esta convención fue
aprobada en Nueva York el 13 de diciembre de 2006, y entró en vigor en
nuestro ordenamiento el 3 de mayo de 2008, (BOE nº 96 de 21 de abril de 2008).
Este Comité de Naciones Unidas recomendó al Estado español, en su informe de 19
de Octubre de 2011, que suprimiese la
distinción hecha en la Ley del aborto de Rodríguez Zapatero, en cuanto al plazo
dentro del cual la ley permite que se interrumpa un embarazo por motivos de
discapacidad exclusivamente, por ser ello contrario al contenido de dicha
Convención Internacional firmada y ratificada por España. Sr. O´Dogherty,
espero que de arte dramático y de música,
sepa usted bastante, porque lo que es de “derechos fundamentales”, de “derechos
humanos” y del “Principio de Igualdad de todos ante la ley”, ha demostrado
usted tener menos conocimientos que una liebre. Por ello, permítame que le
recuerde algunos documentos básicos, de Derecho Internacional que obligan al
Estado español a proteger la vida del concebido y no nacido, y a tratar a los
concebidos con algún problema de salud o malformación, en igualdad de
condiciones que a los niños concebidos sanos. Entre otras:
La Declaración de los derechos del retrasado
mental, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
Resolución 2856 (XXVI) de 20 de diciembre de 1971, establece en su art. 1 que:
“El retrasado mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los
mismos derechos que los demás seres humanos”.
La Declaración de los derechos de los
impedidos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
su Resolución 3447 (XXX), de 9 de
diciembre de 1975, recoge en su art. 3 que: “El impedido tiene esencialmente
derecho a que se respete su dignidad humana. El impedido, cualesquiera sean el
origen, la naturaleza o la gravedad de sus trastornos y deficiencias, tiene los
mismos derechos fundamentales que sus conciudadanos de la misma edad, lo que
supone, en primer lugar, el derecho a disfrutar de una vida decorosa, lo más
normal y plena que sea posible. Y en su art. 4, dice: “El impedido tiene los
mismos derechos civiles y políticos que los demás seres humanos; el párrafo 7
de la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental se aplica a toda posible
limitación o supresión de esos derechos para los impedidos mentales”.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en París,
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el
10 de diciembre de 1948, en su artículo 3 reconoce el derecho a la vida de
«todo individuo» por lo que comprende también al ser humano que ya ha sido
concebido, aunque todavía no haya nacido, pero que se encuentra en estado de
gestación. Textualmente, el artículo 3 dice: «Todo individuo tiene derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.»
El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, adoptado
por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante Resolución 2200A (XXI)
de 16 de diciembre de 1966, en Nueva York, Estados Unidos de América, que entró
en vigor el 23 de marzo de 1976, de acuerdo con el artículo 49 de este Pacto y
ratificado por España el 27 de abril de 1977, (BOE nº 103 de 30 de abril de
1977) establece en su art.6: «El derecho a la vida es inherente a la persona
humana. Este derecho estará protegido por la Ley. Nadie podrá ser privado de la
vida arbitrariamente.» Y en su artículo
24.1 establece que: «Todo niño tiene derecho sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social,
posición económica o nacimiento, a las medidas de protección que su condición
de menor requiere, tanto por parte de su familia, como de la sociedad y del Estado.»
El Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, adoptado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en su Resolución 2200 A (XXI) de 16 de diciembre de 1966, con entrada en
vigor el 3 de enero de 1976, conforme al artículo 27 del Pacto. (BOE nº 103 de
30 de abril de 1977). En su art. 10 dice: Los Estados Partes en el presente
Pacto reconocen que: «... Se deben adoptar medidas especiales de protección y
asistencia en favor de todos los niños y adolescentes, sin discriminación
alguna por razón de filiación o cualquier otra condición.»
La Declaración de los derechos del niño no nacido, adoptada por la Asamblea del Consejo de
Europa, en Estrasburgo, el 6 de octubre de 1979,
establece lo siguiente: El niño
que va a nacer, debe gozar desde el momento de su concepción, de todos los
derechos anunciados en la presente Declaración. Todos estos derechos deben ser
reconocidos a todo niño que va a nacer, sin ninguna excepción ni
discriminación, basada en la raza, color, sexo, lengua, religión, origen
nacional o social, estado de desarrollo, estado de salud o las características
mentales y físicas ciertas o hipotéticas y toda otra situación que le
concierna, o concierna a su madre o familia. La ley debe asegurar al niño,
antes de su nacimiento, con la misma fuerza que después, el derecho a la vida
inherente a todo ser humano. En razón a su debilidad particular, el niño que va
a nacer debe beneficiarse de una protección especial. (Preámbulo, Declaración
de los Derechos del Niño No Nacido, Asamblea del Parlamento de Europa). La
ciencia biológica y genética establece que la vida de cada ser humano, con
todas sus características propias, empieza desde el momento de su concepción
(estando de acuerdo al afirmarlo así) no sólo los que reconocen la vida como un
don de Dios, sino también... aquellos que no comparten esta convicción.
Sr. O´Dogherty,
dejar la vida de un ser humano ya concebido, (cuando no cumpla los estándares
de calidad, exigidos por las defensoras y defensores de la pureza de la raza)
al arbitrio de los deseos de la madre gestante, implica otorgar un derecho
falso que no existe a dicha madre, para disponer a su antojo de una vida humana
distinta a la suya propia. O dicho de otra manera, es otorgarle un falso
derecho al aborto que no existe, porque no existe el «derecho a matar», sino el
«derecho a vivir». Sr. O´Dogherty, como habrá podido fácilmente deducir de los
Tratados de Derecho Internacional que le he enunciado anteriormente, ese
supuesto falso derecho al aborto no existe.
Y continúa
usted diciendo: “Se sensato, ¿debe una polución nocturna ser un asesinato? Que
contrariedad, que insatisfacción, que dificultad, vaya contradicción. Oh! My
God! Y ahora ¿qué hago?, ¿nazco o no nazco?, no puedo decidir, no tengo voto ni
por control remoto, no tengo ayuda pero no tengo duda, puestos a elegir que
elija la que va a parir. Yo sé que esto no es ningún juego pero para que
quieres que salga ya si es que luego te doy igual”
Sr. O´Dogherty, necesita usted unas clases
básicas de educación sexual con carácter de urgencia, sobre todo para dejar de
hacer el ridículo tan espantoso que hace usted al confundir las células
reproductivas del varón, con un ser humano ya concebido y en estado de
gestación. No saber distinguir entre lo que es un espermatozoide y lo que es un
niño en estado de gestación es francamente patético y alarmante. Me pregunto si
esto no será fruto de la dichosa LOGSE, de la que ahora vemos frutos como este,
en su persona.
Es cierto que el nasciturus no tiene ni voz ni voto,
pero tiene vida y es una vida humana y distinta de la de la madre gestante. Tal
vez por ello, porque hasta dentro de 18 años no podrá ejercer su derecho al
voto, si lo dejan nacer y vivir claro, es por lo que quizás su protección
jurídica desde el primer momento de su existencia, resulte tan irrelevante e
interesante políticamente para cualquier político de nuestro país, más
interesado en conseguir un puñado de votos, presumiendo de un falso
progresismo, que en comprometerse con los valores permanentes y superiores que
nuestra Constitución consagra, como es el respeto y la protección jurídica de
la vida humana, especialmente de la vida humana más débil e indefensa.
Afirma usted, “puestos a elegir que elija la que va a parir”. Sr. O´Dogherty, con
esta afirmación vuelve a poner usted de manifiesto los estragos que la dichosa
LOGSE hizo en su persona y en sus pobres conocimientos sobre sexualidad humana.
La elección de ser madre, Sr. O´Dogherty,
es anterior al embarazo. Una vez concebida una vida humana en el vientre
materno, la madre gestante ya es madre, aunque puede ser madre de un hijo vivo
si se le deja crecer y desarrollarse con normalidad al nasciturus, o podrá ser
madre de un hijo muerto, si se mata al hijo que lleva dentro. Quienes como
usted, defienden que una madre tiene derecho a decidir o elegir si mata o no
mata al hijo ya concebido, confunden el aborto con los métodos anticonceptivos.
El aborto, Sr. O´Dogherty no es un método anticonceptivo que se pueda utilizar
para no ser madre, sino que es matar al hijo ya concebido por la madre
gestante, y que la condena a tener un hijo muerto. Por lo tanto Sr. O´Dogherty,
permítame que le vuelva a insistir, en la necesidad de que acuda usted cuanto
antes a unas clases básicas de educación sexual, que seguro le ayudarán mucho a
entender mejor esta materia.
Y por
último vuelve a decir usted: “pero para que quieres que salga ya si es
que luego te doy igual.”. Pone usted de manifiesto nuevamente, su gran
desconocimiento sobre el tejido social de ayuda a la mujer y a la infancia de
nuestro país, sobre el extraordinario voluntariado que existe en España y sobre
la multitud de asociaciones y ONGs que cada día realizan una extraordinaria
labor en nuestro país ayudando a madres, familias y niños de muchas formas
distintas. Le recomiendo que deje usted su cómodo escenario de actor y cantante
y se dé usted una vuelta por alguno de los numerosos comedores sociales de las
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que hay repartidos por toda nuestra
geografía española y vea cómo trabajan allí cientos de voluntarios entregando
lo mejor de ellos mismos para ayudar a familias enteras. O se dé usted una
vuelta por cualquier centro de Cáritas, donde cada día cientos de padres de
familias reciben ayuda para sacar sus hijos adelante. Son sólo dos ejemplos,
aunque le podría poner miles.
Por lo
tanto, que un hijo nazca en un entorno familiar con dificultades económicas, y
luego la familia tenga que buscar los recursos necesarios para sacar ese hijo
adelante, es algo que le dará igual a usted, porque a nadie que defiende la
protección jurídica del nasciturus nos resulta indiferente dicha situación. Más
al contrario, muchas personas que defienden la protección jurídica del
nasciturus desde el primer momento de su existencia, y por lo tanto la
abolición del aborto, trabajan al mismo tiempo en asociaciones próvida de ayuda
y atención directa a la mujer y a la familia, o en algunas asociaciones como
las que les he citado antes. Sin embargo, aún no he conocido ninguna persona
que defienda abiertamente la legalización del aborto como usted, y luego pueda
presumir de haber ayudado altruistamente, como voluntario, a madres o menores
para salir adelante de las dificultades económicas.
Los
defensores de la legalización del crimen del aborto, pensáis que el hecho de
defender que se pueda acabar con impunidad con la vida de seres humanos
inocentes en el seno de sus madres os convierte en personas progresistas. Pero
déjeme decirle Sr. O´Dogherty,
que nada más lejos de la realidad, pues por el contrario, vuestra postura os
retrotrae a la época de los romanos, donde el Rey Herodes el Grande ordenó la
“matanza de los inocentes”, matar a los niños recién nacidos en la misma época
y lugar que Jesús de Nazaret, cumpliendo así con la profecía de Jeremías (31:15) y
demostrando de esta manera su desprecio más absoluto por el valor de la vida
humana. O incluso, se puede afirmar, que
la defensa de la cultura de la muerte y de la legalización del abominable
crimen del aborto, sitúa a quienes lo defienden en la era de la caverna, donde
la ley del más fuerte era la que primaba sobre los demás y donde por supuesto
no se tenía ni pajolera idea de lo que eran los derechos humanos.
Sr. O´Dogherty, en
el siglo XXI, lo progresista es defender la vida, defender al más débil e
indefenso de nuestra sociedad como es el concebido y aún no nacido, y por
supuesto defender a las mujeres que tienen dificultades para sacar su embarazo
adelante, exigiendo a nuestros gobernantes políticas y legislaciones que
protejan real y eficazmente la maternidad, y luchando para que nadie pueda
hacerse millonario a costa de condenar a cientos de miles de mujeres a tener un
hijo muerto en un abortorio y condenándolas con ello a sufrir las terribles
consecuencias del síndrome post aborto durante gran parte de sus vidas, del que
usted nada habla en su canción.
Por todo ello, y en virtud de
todo cuanto antecede, le ruego Sr. O´Dogherty
no vuelva usted a hacer apología de la legalización del crimen del aborto,
mediante la canción que usted interpreta y que le he comentado párrafo por
párrafo. Le invito a reflexionar serenamente, sobre las consideraciones
que les formulo en esta carta, y al mismo tiempo le invito a que sea usted
valiente, un poquito más coherente, cambie de actitud y empiece a pensar como
un hombre libre y a ser progresista de verdad, sin complejos, ni ataduras y sin
prejuicios de ningún tipo. Sr. O´Dogherty, le insto y le invito a que cambie su
forma de pensar en este tema y descubra la belleza de defender la vida, de
defender el derecho a nacer y el derecho a vivir de todos los seres humanos y
muy especialmente de los más débiles, de los más indefensos y de los más
“imperfectos”, esos a los que parte de esta sociedad que piensa como usted, les
gustaría ver muertos y tirados en un cubo de basura antes que verlos nacer y
vivir con su discapacidad, en igualdad de derechos y con las mismas
oportunidades que el resto de ciudadanos. Sin duda alguna, a las generaciones futuras
les costará mucho trabajo entender como hubo un tiempo en España, donde el
Estado y las leyes permitían acabar con la vida de inocentes antes de llegar a
nacer, incluso sin que existiera causa alguna que lo justificara. Ellos y la
historia nos juzgarán. Por eso, no me cansaré nunca de invitarle a defender en
este tema, postulados más humanos y sensatos, acordes con el sentido común y
con su conciencia que estoy convencido le dictará el camino correcto.
Atentamente,
José Antonio
Barragán Dorantes
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