Lebrija (Sevilla), a 1 de Agosto de 2012
"Un gran hombre demuestra su
grandeza
por la forma en que trata a los
pequeños."
Tomas Carlyle
Estimada
Sra. Ex-Directora de la Biblioteca Nacional de España Doña Rosa Regás:
El pasado 30 de julio, publicaba
Usted, en su blog denominado “Ellas” y alojado en el periódico digital de El
Mundo, un artículo titulado “Siniestra ley del aborto”, que se
puede leer en el enlace http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2012/07/30/siniestra-ley-del-aborto.html
en el que llama Usted por dos veces “monstruos”
a los niños concebidos con alguna discapacidad, y en el que defiende Usted que
se puedan matar estos niños discapacitados en el vientre de sus madres, antes
de llegar a nacer, mediante la legalización del aborto eugenésico.
Sra. Regás,
después de leer con estupor y perplejidad su estremecedor artículo, como
abogado, como padre de familia, como persona que defiende el principal derecho
humano que tienen todas las personas concebidas, que es el derecho a la vida, y
sobretodo como persona con un mínimo de sensibilidad y de sentido común, no
puedo dejar de contestarle a su lamentable escrito, que sin duda pone los
vellos de punta a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad humana hacia
los más débiles y excluidos de nuestra sociedad.
En su
escrito, llama Usted por dos veces a los niños concebidos con alguna
discapacidad “monstruos” y defiende Usted que puedan ser eliminados y
ejecutados en el seno de sus madres, sin causa alguna que lo justifique. Ojalá
Sra. Regás, tuviera Usted, al menos, la mitad de la sensibilidad y de la
capacidad de amar y comprender que tienen muchos niños discapacitados, como los
niños con síndrome de Down, o los niños con espina bífida, esos a los que Usted
niega su derecho natural a nacer y a los que llama “monstruos”.
Analicemos
su artículo con detenimiento. Entre otras cosas dice Usted lo siguiente:
“Y que
sea el señor Ruiz Gallardón el
que tenga que decidir si una mujer ha de dar a luz un monstruo todavía me
parece más aberrante…”
Sra. Regás,
hasta que leí su lamentable artículo, yo pensaba que los monstruos eran
criaturas malas, sin compasión por el sufrimiento ajeno, insensibles con la
enfermedad y con los niños discapacitados, y a los que no les importaba matar a
seres humanos inocentes e indefensos, incluso aunque estuviesen malitos o
tuviesen una discapacidad.
Pero
según Usted, esto no es así. Según Usted, los monstruos son los niños inocentes
e indefensos, que están en el vientre de sus madres y cuyo único pecado ha sido
ser concebidos con una malformación genética, aunque ellos no tengan culpa de
nada, venir al mundo con alguna discapacidad, y que por lo tanto no merecen
nacer ni vivir, no merecen que se les otorgue el status de personas, sino de “monstruos”
pues esos niños, no cumplen con el mínimo de perfección exigida por esta
sociedad de gente perfecta como Usted.
Doña
Rosa Regás, permítame que discrepe de sus planteamientos y de sus conceptos y
permítame también que haga un poco de memoria histórica sobre su persona.
El 14
de mayo de 2004 fue nombrada Usted, por la Ministra de Cultura del Gobierno
socialista de Zapatero, Carmen Calvo, directora de la Biblioteca Nacional de
España, cargo que ocupó desde 2004 a 2007. Pasaba Usted de esta manera, de ser
una escritora mediocre que no conocían ni en su casa, (aunque llegó a ganar el
premio planeta en 2001) a ser un estómago agradecido más, de Zapatero y sus
brillantes Ministras.
Ocho
años después de su nombramiento, ha encontrado Usted como medio de agradecer
los favores recibidos por el Régimen de Zapatero, escribir artículos a favor de
la ideología de la muerte y del aborto indiscriminado y sin causa, que fue una
de las banderas que tanto les gustó enarbolar al Gobierno socialista que le
nombró a Usted como Directora de la Biblioteca Nacional de España.
Pero se
ha equivocado Usted, Sra. Regás, porque después de pasar de ser una escritora
mediocre a un estómago agradecido, ahora pasa Usted a ser una firme defensora
de la pureza de la raza o lo que es lo mismo, una firme defensora de las tesis
del nazismo.
Después
de leer su artículo Sra. Regás, llego a la conclusión de que a Usted, le
gustaría una raza pura y perfecta, sin niños discapacitados, sin niños con síndrome
de Down, sin niños con espina bífida, sin “monstruos” como Usted los llama.
Por ello, permítame que le diga, que a pesar de presumir Usted de “progre” y de
“socialista”, lo único que consigue Usted es parecerse o identificarse con los
ideales que perseguía y defendía Adolf Hitler, quien al igual que Usted,
también buscaba la pureza de la raza. Sus tesis son idénticas a las tesis de
los nazis Sra. Regás.
En su
escrito, pone Usted de manifiesto su mentalidad
eugenésica, como en su día hiciera el Gobierno socialista de España de Zapatero
con la brutalidad que esconde su nueva Ley del aborto, actualmente en vigor.
Las personas que no vengan libres de enfermedades o malformaciones están condenadas a no nacer. La actual ley
del aborto, al igual que Usted en su artículo, discrimina a los discapacitados.
Cabe recordar que este tipo de políticas
están en la línea del sueño eugenésico
nazi. Salvando las distancias del tiempo y las técnicas empleadas, la actual
ley del aborto, al igual que las tesis que Usted defiende en su artículo, tiene
aspectos en común con el programa nazi de esterilización y eutanasia
Aktion T4, que tenía como
objetivo principal una mejora de la
raza.
El Aktion T4 constituía un sistema de selección para determinar
quién tenía derecho a vivir, y quien no, de entre los ciudadanos más
vulnerables. El programa eliminaba a personas señaladas como enfermos
incurables, niños con taras hereditarias, delincuentes, enfermos mentales,
discapacitados físicos, homosexuales y, en general, adultos o ancianos considerados
“improductivos”. Los
nazis no fueron los únicos en aplicar estas técnicas, de hecho este aspecto del
movimiento impulsado por Hitler
era heredero de la doctrina eugenésica
internacional constituida por organizaciones a favor de la
esterilización masiva, aplicada a gente señalada como enfermos hereditarios y
establecida en países como Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Suecia,
Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Islandia o Suiza.
El
salto a nuestros días encuentra su respuesta en la nueva Ley del Gobierno
socialista de España. El diagnóstico
prenatal generalizado eliminará
grupos enteros de personas como las afectadas por el síndrome de Down,
las que presentan cuadros de enfermedad mental por vínculos genéticos, como
trastorno bipolar, o los sordos.
De esta
forma ya no se recurre a la esterilización, sino al diagnóstico precoz, donde el médico está obligado a participar. Y
se practica el aborto eugenésico
ante el mínimo defecto a considerar por parte de quien se somete a las pruebas.
Como ocurría entonces, también se ejerce una gran presión social para que estas prácticas se consideren, no sólo normales, sino recomendables.
Sra.
Regás, los niños con síndrome de Down, y todos los niños discapacitados, tienen
el mismo derecho a nacer que todos los demás, aunque a gente como Usted, les
gustaría que se pudieran matar impunemente en el vientre de sus madres, antes
de llegar a nacer. Tenga Usted la seguridad que no hay mayor discapacidad que
la suya, Sra. Regás, que es la de no darse cuenta que todos somos iguales. Sra.
Regás, no es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos
y acciones de los demás; en este caso los pensamientos como el suyo, que Usted
expone en su artículo. Sinceramente, Sra. Regás, no alcanzo a comprender, como
alguien como Usted, pudo llegar a ganar el Premio Planeta en el año 2001.
Sra. Regás,
como veo que desgraciadamente, a Usted nunca nadie le ha explicado qué es eso
de la “igualdad de derechos de las personas con discapacidad en las sociedades
democráticas” permítame que le apunte algunos datos y le recuerde lo que dicen
algunos tratados internacionales sobre los niños y las personas discapacitadas:
La Convención Internacional Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, aprobada en Nueva York el
13 de diciembre de 2006, que entró en vigor en nuestro ordenamiento el 3 de
mayo de 2008, (BOE nº 96 de 21 de abril de 2008), señala en su art. 7 lo
siguiente: “Los Estados Partes tomarán
todas las medidas necesarias para asegurar que todos los niños y las niñas con
discapacidad gocen plenamente de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas”. Y en
su art. 10, al hablar del derecho a la vida, dice: “Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos
los seres humanos y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el
goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de
condiciones con las demás”.
Por su parte, la Declaración de
los derechos del retrasado mental, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su Resolución 2856 (XXVI) de 20 de diciembre de 1971,
establece en su art. 1 que: “El retrasado
mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los mismos derechos
que los demás seres humanos”.
Por su parte, la Declaración de
los derechos de los impedidos, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su Resolución
3447 (XXX), de 9 de diciembre de 1975, recoge en su art. 3 que: “El impedido tiene esencialmente derecho a
que se respete su dignidad humana. El impedido, cualesquiera sean el origen, la
naturaleza o la gravedad de sus trastornos y deficiencias, tiene los mismos
derechos fundamentales que sus conciudadanos de la misma edad, lo que supone,
en primer lugar, el derecho a disfrutar de una vida decorosa, lo más normal y
plena que sea posible. Y en su art. 4, dice: “El impedido tiene los mismos derechos civiles y políticos que los
demás seres humanos; el párrafo 7 de la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental
se aplica a toda posible limitación o supresión de esos derechos para los
impedidos mentales”.
Asimismo, la Convención sobre los derechos del niño, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su Resolución 44/25 del 20 de noviembre de 1989, y
entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990, (BOE nº 313 de 31 de
diciembre de 1990) en su preámbulo se refiere expresamente al nasciturus
y dice: “El niño, por su falta de madurez
física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida
protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. Y en su art. 6
establece que: “Los
Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”.
Asimismo, le recomiendo que se
lea, entre otros, los artículos 14 y 15
de nuestra Constitución española de 1978:
Art
14: Los españoles son
iguales ante la Ley,
sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza,
sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o
social.
Art. 15: Todos tienen derecho
a la vida y a la integridad física y moral…
En
definitiva, Sra. Regás, ¡no existe el derecho a matar!, ¡existe el derecho a
vivir!, también para los niños con síndrome de Down, y para los niños con
espina bífida y para todos los niños con retraso mental, y en definitiva para
todos los niños discapacitados del mundo entero, Sra. Regás, dentro y fuera del
vientre de sus madres. Para mayor documentación, le sugiero que se lea mi libro
“Cincuenta Razones para derogar la Ley
del Aborto en España”.
Después
de leer su lamentable artículo, Sra. Regás, lo que le ha debido quedar claro a
la mayoría de sus lectores, es que los niños discapacitados, son seres
inocentes, que tienen el mismo derecho a vivir que Usted, y que el verdadero
monstruo es quien desea poder matar con impunidad a seres humanos inocentes e
indefensos, antes de que puedan nacer, simplemente porque no son perfectos, es
decir, los verdaderos monstruos Sra. Regás, son Usted y todos los que piensan
como Usted.
Sra. Regás, a mí también me
gusta escribir como a Usted, pero con algunas diferencias. Mientras Usted
escribe artículos para insultar a los niños con discapacidad, como los niños
con síndrome de Down, o a los niños con espina bífida, a los que llama sin escrúpulos
“monstruos”,
yo escribo para defender la vida, el derecho a nacer y el derecho a vivir de
todos los seres humanos y muy especialmente de los más débiles, de los más
indefensos y de los más “imperfectos”, esos a los que parte de esta sociedad
que piensa como Usted, les gustaría ver muertos y tirados en un cubo de basura
antes que verlos nacer y vivir con su discapacidad, en igualdad de derechos y
con las mismas oportunidades que el resto de ciudadanos.
Asimismo afirma Usted
literalmente en su escrito:
“Señor Ministro, ¿no le parece que antes de dar vida a los
monstruos debería ocuparse de que no se resquebrajara la dignidad de los vivos,
y defender para ellos trabajo, vivienda, educación y sanidad?”
Por segunda vez en su patético
escrito, vuelve Usted a insultar a todos los niños discapacitados. Que bajeza
moral la suya, Sra. Regás. Para Usted es más importante conseguir una casa o un
trabajo, que dejar nacer y permitir vivir a niño malito con una enfermedad
congénita. Le recuerdo que para poder acceder a los derechos que Usted cita,
trabajo, vivienda, educación y sanidad, primero hay que poder disfrutar del más
importante derecho humano, que es el derecho a la vida, y sin el cual no se
pueden disfrutar los demás derechos.
Además plantea Usted que el Sr.
Ministro, se ocupe de la dignidad de los vivos antes que dar la vida a los “monstruos”. Sra. Regas, pero es que
da la casualidad que esos niños que tienen alguna discapacidad y que aún están
en el vientre de sus madres, y que Usted llama despectivamente “monstruos”
¡no están muertos!. Están vivos también, igual que los que ya nacieron. Y por
lo tanto como seres humanos vivos requieren de protección jurídica de su
dignidad, para que algún día, también ellos puedan tener acceso a esas cosas
materiales que a Usted tanto le preocupan, vivienda, trabajo, etc.
En su artículo también afirma
Usted lo siguiente:
“Sin embargo está claro que sus motivaciones
no son de orden moral porque si no le quitaría el sueño pertenecer a un
ejecutivo que deja sin trabajo y sin dignidad a la mitad de los jóvenes y a
cientos de miles de familias y de ciudadanos…”
En este punto seré muy breve, Sra. Regás. Me sorprende la
poca memoria que tiene Usted. Simplemente le recordaré que el Gobierno que ha
dejado a España en la ruina, y a miles de familias y ciudadanos sin futuro, y
nos ha dejado una herencia de más de cinco millones de parados no es el
Gobierno al que pertenece el Sr. Ministro Gallardón, que lleva sólo 7 meses en
el poder, sino el Gobierno socialista que gobernó España durante casi 8 años,
de 2004 a 2011 y que fue el mismo que la nombró a Usted como Directora de la
Biblioteca Nacional de España, nada más llegar al poder en 2004.
También afirma Usted en su
escrito:
“Así que entendemos que lo que pretende el
señor Ministro, (…) es buscar el voto de los ultra católicos españoles y de
todos los que a ciegas aceptan y defienden lo que les dictan los obispos. No por católicos sino por retrógrados…”
Veamos Sra. Regás, proteger jurídicamente la vida de los
niños con enfermedades congénitas, defender
el derecho a nacer de los niños con síndrome de Down o con espina bífida
no es ser ultra de nada, es sencillamente tener sentido común y tener un
poquito de humanidad, algo de lo que Usted carece totalmente. Es defender que
se le den las mismas posibilidades de crecer y desarrollarse que le dieron a
Usted como persona.
Cita Usted a los Obispos. Le recuerdo Sra. Regás que los
Obispos españoles cumplen fielmente la misión que les ha sido encomendada, de
ser fieles al Evangelio de Jesús, que es el Evangelio de la Vida y de defender
a los más indefensos y excluidos de nuestra sociedad, entre los que se
encuentran los niños a los que Usted llama “monstruos”.
Sra. Regas, no es retrógrado quien defiende el derecho a
vivir y a nacer de todos los seres humanos. Defender la vida es lo más
progresista que pueda haber en esta sociedad del siglo XXI. Retrógrado es quien
como Usted, defiende volver a la edad de piedra, donde la vida humana no tenía
ningún valor, volver a la caverna, donde los hombres se regían por la ley del
más fuerte. Eso es ser retrógrado y eso es los que Usted defiende en su
lamentable escrito. Sra. Regás, por favor, deje Usted de ser tan retrógrada y
empiece a ser progresista de verdad defendiendo los derechos humanos, de todos
los seres humanos….
Me sorprende mucho, que en su escrito no mencione para
nada Usted el síndrome post aborto al que han sido condenadas a sufrir miles de
mujeres en España, después de haber puesto fin a la vida del hijo que llevaban
dentro. ¿No le preocupa a Usted el sufrimiento de estas mujeres Sra. Regás? Se
lo vuelvo a repetir Sra. Regás, deje de ser retrógrada y empiece a ser
progresista, defendiendo a las mujeres, defendiendo su maternidad, defendiendo
que se creen los recursos sociales de todo tipo para que ninguna mujer sea
condenada a sufrir el síndrome post aborto, y pueda disfrutar de su derecho
natural a la maternidad.
Por otra parte Sra. Regás, se
atreve Usted en su lamentable escrito, incluso a cuestionar la verdad
científica sobre la existencia de una nueva vida humana en el vientre de una
madre gestante. Concretamente dice Usted lo siguiente:
“No por católicos
sino por retrógrados, porque colectivos católicos que están en
contra de la nueva ley del aborto que Ruiz Gallardón se está sacando de la
manga, son múltiples: católicos honestos que siguen el debate de la comunidad
científica sobre cuándo comienza a existir un ser humano y en consecuencia
saben que no puede haber ningún dogma de fe sobre ello”.
Sin duda alguna, Sra. Regás, se supera Usted con cada
párrafo que escribe…no me extraña que ganara Usted el premio Planeta… Si los disparates escritos por Usted en los
párrafos anteriores eran para llorar, este es simplemente para salir corriendo.
Vamos a ver Sra. Regás, ¿qué
extraños conocimientos científicos tiene Usted, para contradecir a la comunidad científica y negar la existencia
de vida humana en un ser humano vivo que tiene ADN propio distinto del de su
madre?
Le recuerdo Sra. Regás, que el 18 de marzo de 2009 fue
presentada en Madrid, “La Declaración de
Madrid”, que es un documento firmado por un grupo de más de 2.000
científicos, profesores e intelectuales de distintas ramas de la Biomedicina, las Humanidades y las Ciencias Sociales, encabezado por los
catedráticos Nicolás
Jouve, Luis Franco Vera
y César Nombela.
La premisa básica que defiende el manifiesto es que la vida
empieza en el momento de la concepción, y que cualquier iniciativa
legislativa que afecte al régimen jurídico del aborto debe asumir dicha
premisa. El manifiesto también afirma que el aborto equivale a una
“interrupción de una vida humana”, que supone “una tragedia para la sociedad”.
En abril de
2009, el Colegio Oficial de Médicos de Sevilla reunida su Junta Directiva en
sesión plenaria y de forma unánime,
acordó adherirse al Manifiesto de Madrid, promovido por intelectuales y
científicos opuestos a los planes gubernamentales en torno al aborto. Lo hizo
bajo la afirmación de que "Existe sobrada evidencia científica de que
la vida empieza en el momento de la fecundación".
En junio de 2009, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de
Madrid apoyó el manifiesto de Madrid bajo las bases de que “La vida comienza
con la fecundación del óvulo, momento en el que se crea un ser vivo individual
con su mapa genético determinado y con una esperanza de vida en el mundo
desarrollado de 80 años”, afirmó en la nota de prensa Miguel García
Alarilla, vicepresidente del colegio. En ese sentido, concluye el texto, "no
hay ninguna discontinuidad, no hay ningún momento en que podamos decir que
había algo prehumano y luego un ser humano".
En septiembre de 2009, la Comisión Nacional de Bioética
española reconoció que el nasciturus es un ser humano.
Con respecto a los demás disparates escritos por Usted en
su artículo, dada la pobreza intelectual de los mismos y su falta de rigor y
que no he mencionado en esta carta, prefiero no contestarle sobre los mismos,
pues no tienen ni la más mínima consistencia para mantenerse en pie y caen por
su propio peso.
Por todo ello, y en virtud de
todo cuanto antecede, Sra. Regás, le sugiero que la próxima vez que quiera
publicar algo sobre los niños con discapacidad, no se limite a alinearse con la
cultura y la ideología de la muerte, que tanto les gustaba y les gusta a sus
mentores, y a las brillantes ministras que un día le nombraron a Usted Directora
de la Biblioteca Nacional. Sino que por el contrario, reflexione un poco, se
ponga en la piel de un niño discapacitado, y piense si entonces le gustaría a
Usted que la llamasen “monstruo” y que alguien sin corazón,
desde su cómodo sillón de escritora, defendiera su ejecución sumaria, por el
simple hecho de no ser perfecto… No tan perfecto como la escritora que defiende su muerte.
Y entonces quizás, descubra
Usted el infinito valor de la vida humana, también de la vida humana de los que
para muchos no vale nada, pero que son tan importantes como la suya. Porque
todos tenemos la misma dignidad como personas, pues nuestra dignidad y valor no
se mide por el número de cromosomas que tenemos en el cuerpo, sino por lo que
somos: personas. No somos una mercancía cuya calidad se evalúa antes de salir
al mercado, somos personas, y por ello todos, absolutamente todos, tenemos
derecho a vivir.
Atentamente,
José Antonio Barragán Dorantes
1 comentario:
Creo que bo hay nada más que añadir está expuesto con total claridad y con una argumentación irrebatible. Muchas gracias por su escrito. DIOS le bendiga.
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